El Templo de Shaolin es un monasterio de 1500 años de antigüedad, nombrado tesoro de la nación China. Es en donde nació y se desarrolló el Budismo Chan (Zen) y el Shaolin Kung Fu, que a diferencia de otras artes marciales tiene un origen espiritual. El Budismo Chan (Zen) propone el autoconocimiento a travéz de la meditación, con un código menos estricto que otras formas de budismo que permitió el crecimiento y el desarrollo del arte marcial del templo.
Shaolin: kung fu y meditación
El monasterio Shaolin fue fundado en el año 495 por un monje indio llamado Batuo, quién llego desde la India 30 años antes que Bodhidharma. Era un templo imperial al cual , a lo largo de los siglos, los emperadores chinos subían a orar al cielo en nombre del imperio. Muchos de los monjes de este monasterio eran filósofos, poetas, eruditos, científicos y generales retirados en busca de la espiritualidad. Batuo tenía un aguzado interés por el wushu y aunque no se sabe si alguna vez formó parte de un entrenamiento de wushu, sus discípulos Hui Guang y Seng Chou, tenían verdadera destreza. Ellos fueron los primeros monjes del Templo Shaolin en practicar artes marciales. Pero lo que más contribuyó a que los monjes de Shaolin participaran masivamente de los entrenamientos de wushu fue la ubicación geográfica del templo y sus especiales circunstancias históricas.
Bodhidharma
Se cuenta que entre los años 520 y 527 de nuestra era, un monje hindú budista llamado Bodhidharma, llegó al Templo Shaolin. Los chinos adaptaron su nombre a su lengua y lo llamaron ButiDamo o simplemente Damo, y más tarde los japoneses lo llamaron Bodai Daruma o simplemente Daruma. Se dice que estuvo sentado con las piernas cruzadas en meditación durante nueve años frente a la pared de una cueva, situada frente a un alto acantilado en dirección contraria al Templo Shaolin, sin hablar a ninguno de los visitantes. Más tarde se convirtió en el fundador y primer patriarca de la escuela Chan, una rama importante e influyente del budismo, ahora más conocida y practicada con el nombre japonés de Zen. Su rutina diaria consistía en “zuo chan, sentarse cruzados de piernas frente a una pared” en perfecta calma, tal como predicaba Bodhidharma.
Su mensaje a China se sintetizó en los siguientes versos:
"Transmisión especial fuera de las escrituras;
Independencia de palabras y letras;
Indicación directa del alma del hombre;
Intuición de la propia naturaleza y logro del estado búdico"